miércoles, febrero 22, 2006

Mi abuelo Albert Camus



Bruno Marcos

Sale el nieto de Albert Camus mostrando que su herencia es un infierno a tiempo parcial. ¡Qué manía tienen los franceses de asignar un victimismo estúpido a los descendientes de los genios!
La idea recurrente debe ser la de una cierta mala conciencia por pensar -más de la cuenta- revuelta, en malas digestiones, con un edipismo de opereta.
Este no conoció a su abuelo que murió prematuramente en un accidente de automóvil, y resulta que su fantasma le es terrible, que nunca se le habló de él y que su infancia fue sumamente violenta y que sólo aprendió a recibir amor dándolo. ¡Pero qué estupidez! Su peripecia personal desde la violencia a la generosidad amorosa me puede parecer hasta interesante pero ¿el fantasma opresivo?
No conozco el carácter íntimo de Camus pero sí he leído –entre otras obras suyas- su novela inacabada El primer hombre, en la que interpreta su vida y la clase de sentimientos que expresa demuestran la estatura de eso precisamente, de un hombre, uno que jamás podría transformarse en un fantasma opresivo sino en un tutor.
Yo no conocí a mis abuelos y aunque he intentado informarme de cómo eran apenas he logrado un dibujo extremadamente borroso, dos pinceladas. El tal nieto de Camus tiene exactamente mi edad, 35, si quiere adopto yo a su abuelo, bueno creo que, leyéndolo, ya lo he hecho, tal vez él debería también leerlo.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

no se han grabado los comentarios de los días anteriores.Será el filtro?

febrero 24, 2006 9:49 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

el crítico de Clarín ha leído la mitad de tu novela y me habla muy bien de ella;le gusta mucho la visión que haces de la ciudad... seguiremos informando,no te derrumbes.

febrero 24, 2006 9:52 a. m.  
Blogger . said...

larse, extraños acontecimientos tuvieron lugar en la tarde del viernes y todo el día del sábado...

febrero 24, 2006 5:18 p. m.  
Blogger . said...

Craven, me alegra mucho que por lo menos la mitad de mi novelita le haya gustado, espero que la otra mitad no le defraude cuando la lea... además ¿cómo no alegrarse si me pondera quien sanciona a tan alto mito nuestro...?

febrero 24, 2006 5:31 p. m.  

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